Quincho Nativo
A solo 8 km de la ciudad de Tacuarembó, Quincho Nativo ofrece mucho más que una escapada rural: es una invitación a bajar el ritmo, respirar hondo y reconectar con lo esencial. Aquí, entre pajonales, aves silvestres y cielos infinitos, todo parece fluir a otro tempo.

El quincho, de piedra gruesa y techo natural, guarda en su sencillez un encanto auténtico. Cada rincón está pensado para disfrutar con calma: una cocina a leña, una hamaca al aire libre, un fogón bajo las estrellas. Los días aquí se viven con sabor a campo y los atardeceres regalan ese silencio que se siente, no se oye.
Momentos que no se olvidan
Quincho Nativo no es solo un lugar para dormir. Es un rincón donde se crean recuerdos entrañables: una cabalgata lenta entre senderos nativos, una noche mirando el cielo con telescopio, una caminata al mirador desde donde los chajás, teros y zorzales saludan al amanecer.
Aquí el astroturismo no es un paseo más, sino una experiencia mágica. El cielo limpio del campo tacuaremboense permite ver planetas, estrellas y constelaciones como en pocos lugares. Y si te interesa la naturaleza viva, el apiturismo te lleva a conocer el fascinante mundo de las abejas locales, con todo el equipo necesario.
Hospitalidad que se siente en casa
Una de las mayores riquezas del lugar es el vínculo humano. María, Paulina, Amelia y Juan Pablo —la familia anfitriona— viven a pocos metros del alojamiento y te reciben con la calidez de quien abre su casa, sin invadir tu intimidad. Si venís con niños, hay juguetes, libros y aire libre para que se diviertan mientras vos descansás.
El quincho es ideal tanto para parejas que buscan intimidad como para familias o grupos pequeños que valoran lo simple, lo real, lo natural.
Zapará y sus encantos
Quincho Nativo está en Zapará, un paraje rural con una naturaleza generosa y viva. A muy pocos pasos del alojamiento, hay un humedal que atrae una enorme variedad de aves, un monte nativo que se recorre en senderos privados, y un cielo nocturno que invita a quedarse horas mirando.
Y si querés alternar el campo con la ciudad, Tacuarembó está a solo 8 km. Allí podés descubrir la cultura local, visitar el Museo Carlos Gardel, disfrutar de la gastronomía criolla o hacer compras. Pero seguro que vas a querer volver rápido al campo, al verde, a esa paz que te espera al volver al quincho.
Quincho Nativo no se cuenta, se vive. Si estás buscando ese lugar donde sentirte libre, cerca de la naturaleza y de vos mismo, completá el formulario de contacto y reservá tu estadía. Tu descanso con alma de campo está más cerca de lo que pensás.