La Casita

A veces, lo único que se necesita es un lugar tranquilo, sencillo y real, donde el ruido quede lejos y el cielo se vea limpio. La Casita es eso: un …

La Casita
Localización: Localización: Ruta nacional 31, km 211

A veces, lo único que se necesita es un lugar tranquilo, sencillo y real, donde el ruido quede lejos y el cielo se vea limpio. La Casita es eso: un pequeño refugio rural para dos personas, ubicado a tan solo 8 kilómetros de Tacuarembó, pero lo suficientemente apartado como para que se escuche el canto de las aves más que el de los autos.

Aquí, no hace falta hacer mucho para sentirse bien. El aire es más puro, el silencio más generoso y el descanso más profundo. Es un espacio pensado para desconectar sin esfuerzo y reconectar con lo que muchas veces se nos escapa: la calma, la tierra, la naturaleza.

Un descanso verdadero, sin interferencias

Lo que hace especial a La Casita no es solo su tamaño acogedor o su cocina equipada, sino lo que permite vivir: un descanso sin interrupciones,  ni ruidos de ciudad, sin prisas ni horarios. Solo vos, tu pareja o tu compañero/a de viaje… y el verde alrededor.

Todo el alojamiento es para vos: una tiny house con cama matrimonial, aire acondicionado, wifi y un patio con vista al jardín. Vas a dormir en una cama cómoda, cocinar a tu ritmo y disfrutar del silencio del campo con todas las comodidades modernas.

Y si te olvidás algo, los anfitriones —una familia cálida y siempre cerca— están a unos metros, listos para ayudarte sin invadir.

Naturaleza viva, experiencias única

La Casita no solo ofrece descanso, también regala experiencias que no se viven en cualquier lado. A pocos pasos, hay un mirador frente a un humedal lleno de aves autóctonas. Sentarse ahí, con un mate en mano y observar cómo se mueven las garzas o los caranchos, puede ser una experiencia profundamente sanadora.

También podés recorrer un sendero privado que lleva a un pequeño monte nativo o salir a andar a caballo por los alrededores, con la tierra bajo los cascos y el cielo bien abierto arriba.

Y si querés algo diferente, te espera el apiturismo: una visita guiada a colmenas locales donde, con traje especial, vas a descubrir el mundo de las abejas y la apicultura tradicional de la zona.

De noche, el cielo se vuelve espectáculo. Lejos de luces artificiales, el astroturismo acá es una experiencia mágica: mirar planetas, estrellas y constelaciones con telescopio, guiado por quienes conocen ese cielo como la palma de su mano.

Cercanía con lo esencial

Aunque estés en plena tranquilidad rural, no estás aislado. A solo 500 metros hay un almacén para lo básico, y a 8 km te espera Tacuarembó, una ciudad viva, con cultura, música y buen comer.

Pero lo mejor es que en Zapará, donde se ubica La Casita, la naturaleza no es decorado: es parte del día a día. Es común ver aves pasar volando al amanecer, escuchar grillos por la noche y sentir que el ritmo de vida baja a una cadencia más humana.

Podés salir en bici, caminar, tomar un baño de sol en el jardín, leer bajo un árbol o simplemente no hacer nada. Porque en este rincón de Tacuarembó, hacer nada también es una forma de disfrutar.

¿Te gustaría vivirlo por vos mismo?

Si estás buscando un lugar para parar el mundo por unos días, respirar profundo y volver a lo simple, La Casita te está esperando.

Rellená el formulario de contacto y coordiná tu estadía en este refugio de paz. A veces, el descanso que necesitás está mucho más cerca de lo que pensás.

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